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2 de febrero de 2024

Los dos pueblos a los que volvió el tren después de casi 30 años: el cambio de vida y la llegada de la universidad

Historias Ferroviarias

Villars y Plomer son dos localidades vecinas que vieron hecho realidad su sueño más grande. En el partido de General Las Heras existe un circuito de turismo rural ferroviario que cada vez suma más atractivos. En diálogo con Infobae, Rodrigo Illarraga, un investigador del Conicet que dejó su vida en la ciudad para enfocarse en nuevos proyectos, y Belén Zurdo, concejala del distrito, cuentan cómo se vivió el retorno histórico y el efecto dominó que generó.

Hubo tiempos no tan lejanos en que las localidades vecinas de Villars y Plomer, partido bonaerense de General Las Heras, tenía el doble de cantidad de habitantes que en la actualidad. Son pueblos hermanos unidos por el tren, a 10 kilómetros de distancia entre uno y otro, y actualmente la suma de la población de ambos alcanza los 2200 residentes. Forman parte de un circuito de turismo rural, muy aclamado por los ferroaficionados, grupos de motoqueros, y ciclistas, que de a poco gana popularidad por su historia y todo lo que tienen para ofrecer. Hace seis meses las vías volvieron a funcionar, la bocina se escuchó de nuevo, y anunciaba el arribo del tren a la estación de Villars, escena que luego se replicó en Plomer. En medio de una gran emoción, el evento se vivió como un verdadero hito, y atrajo oportunidades que antes consideraban impensadas: la llegada de una unidad de CBC de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para estudiar el primer año de 20 carreras, y un proyecto cultural muy prometedor que une a todos los vecinos.

Rodrigo Illarraga tiene 36 años, es investigador del Conicet, doctor en filosofía y profesor de Ciencias Políticas. Hasta hace tres años vivía en un dos ambientes en Microcentro, y cuando se desató la pandemia de coronavirus sintió la necesidad de mudarse a un lugar con más espacios verdes, naturaleza y sensación de libertad. “Me gustaba visitar pueblos los fines de semana, conocía Villars de oído, porque mi padrino tuvo campo ahí hace muchos muchos años, y de repente apareció una posibilidad de un loteo, sin haberlo buscado, casi que por azar, y empecé a construir mi casa”, cuenta en diálogo con Infobae. Para su madre fue emocionante que eligiera ese lugar, y para él fue amor a primera vista. Lleva dos años y medio viviendo en la localidad, y aunque todavía se define como “un recién llegado”, el cariño que siente por esos pagos es genuino y exponencial.

Hoy es el director del proyecto Villars Cultural, un equipo compuesto por 20 voluntarios, estudiantes, docentes, e investigadores, de entre 20 y 50 años, principalmente de la UBA, pero también de la Universidad Nacional de Moreno y de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Juntos conforman una red de cooperación científico-cultural, que se propone colaborar con la organización y fomento de actividades, tanto de índole lúdico para las primeras infancias, como opciones de formación profesional con festivales y emprendimientos regionales.

“Hay varios programas de extensión universitaria avalados por el Ministerio de Educación, para conectar el mundo de la universidad, de la cultura, del conocimiento, con la sociedad, y apliqué varios para traer talleres, compartir con los dos pueblos, y empezó a haber muy buena recepción”, comenta con alegría. La primera actividad que hicieron fue en el Centro de Jubilados, para homenajear la fundación de Villars, y la histórica estación ferroviaria, que fue fundada con la inversión de capitales franceses hace más de 100 años. Abuelos que son hijos de la primera generación, que asistieron a una escuela de maquinistas y aprendieron a manejar los trenes en el antiguo taller, que todavía conserva vestigios y huellas de los años gloriosos, brindaron testimonio.

“Se convirtió en una entrevista abierta con varios jubilados que nos contaron a toda la plaza, que estaba repleta, sobre un escenario, cómo fueron los tiempos en que era un cruce de vías, los 3000 trabajadores que vivían acá, y el movimiento que había, por eso el tren siempre fue símbolo de trabajo y prosperidad”, destaca. Lo mismo pasó cuando compartieron una charla con representantes de Trenes Argentinos, y un vecino de apellido López charló de igual a igual con ellos, sobre las primeras máquinas que llegaron.

Durante años quienes se ocuparon de la recuperación y el mantenimiento de la estación fue la asociación Asociación Amigos del Ferrocarril Belgrano, que no solo pusieron en valor el emblemático edificio, sino que organizaban visitas guiadas y lo utilizaban como museo. “Tuvieron que ceder el espacio porque ahora pasó a ser una estación operativa, que funciona, así que están en un proceso de migración para dónde se van a instalar; gracias a ellos hicimos recorridas arquitectónicas, donde se puedan apreciar las alcantarillas, la usina eléctrica, y las ruinas de los viejos talleres”, indica Rodrigo.

La vuelta soñada

Villars está a poco más de una hora de viaje en auto desde la Ciudad de Buenos Aires, con acceso por la Ruta Provincial 6, pero ahora la movilidad propia no es la única manera de ir. Como ocurrió en muchos pueblos bonaerenses, en la década de los ‘90 el tren había sido cancelado, y ya desde los ‘70 había empezado a reducir los servicios hasta que desaparecieron por completo. Belén Zurdo es la actual concejala del distrito, y está a cargo de varias iniciativas de índole social en Villars y Plomer. “Llegué a mis 9 años, soy entrerriana y como mis hermanas mayores vivían acá, nos mudamos con mi mamá y nos radicamos acá, que nos encantó y es una vida hermosa”, comenta en diálogo con este medio. Y con sentimiento, la joven de 35 años afirma: “No tengo pensado irme de mi Villars”.

Cuando ella y su familia se instalaron el tren ya hacía tiempo que no pasaba. “La vuelta fue una de las cosas que más me emocionó, porque aunque yo que no escuché las últimas bocinas del tren, las primeras veces que la escuché desde mi casa en mayo de 2023, tenía piel de gallina, y ni hablar de la gente que llegó a ver ese último tren que jamás regresó, nunca perdieron la esperanza, y finalmente pudieron verlo volver”, expresa. Desde Capital Federal, en dos horas se puede estar en la localidad a través del transporte público, ya sea mediante combinaciones del Tren Belgrano Sur, o el trasbordo con el colectivo 322 -antes el 136 era la opción más directa, ahora lo es la línea 322- de la empresa Metropolitan, que llega hasta la estación de Villars y a la de Plomer.

Hay varias opciones más, desde Plaza Miserere el Tren Sarmiento hasta Merlo, trasbordo hasta Las Heras, y luego colectivo; desde Primera Junta el 322 hasta Marcos Paz, y luego otro 322 hasta Villars o Plomer; desde la Estación Saénz en Nueva Pompeya el tren a González Catán, con trasbordo directo a la estación de Villar. Ante cualquier consulta, las cuentas de Instagram @plomermercadorural y @villarscultural son excelentes fuentes de ayuda para pedir orientación y seguir el cronograma de actividades y horarios del transporte.

Hay servicios todos los días, pero sueñan con que se aumente la frecuencia, para que los visitantes tengan más opciones. Este efecto dominó de buenas noticias llegó también a Plomer, porque empezó a haber actividades también allí, y la fuerza de empuje generó que tenga su propia feria, y se mantiene hasta la actualidad. “Los artesanos de la zona se organizaron, gestionan artistas, y llevan sus productos, tanto comidas caseras como sus artesanías todos los fines de semana, que es cuando más gente llega”, comenta Belén. El tren también volvió a pasar en Plomer, y aunque no se detiene en la localidad, como sí lo hace en Villars, es una alegría inmensa para todos los vecinos cuando lo ven llegar.

“Los sábados se hace la feria en Villars y los domingos en Plomer, y al pasar toca bocina, los residentes saludan desde sus reposeras, los turistas también, se vive una emoción muy linda”, acota Rodrigo. Son famosas las empanadas de liebre, los salames caseros, las tortas fritas, los pastelitos y todas las delicias que preparan para el mate los vendedores de la feria, y como están a corta distancia las dos localidades, se puede degustar toda la variedad en un mismo día si se pasa la tarde completa. Las plazas son inmensas, de tres cuartos de manzana, así que el aire libre es el espacio predilecto para disfrutar de las vistas, en las cercanías a las respectivas estaciones.

El pasado 20 de octubre fue el aniversario número 112 de Villars, y para este 2023 planean repetir el festejo que hicieron, con un desfile tradicionalista, juegos para los más chicos y muchas opciones gastronómicas y culturales. “Está abierto para que si algún artista quiere venir y presentar su show, o un grupo de artesanos que se quiera sumar, nosotros encantados”, asegura Belén. Y aclara que hay una tercera opción para los viajeros apasionados por pueblos rurales, a tan solo 8 kilómetros de Villars: “En Lozano está el boliche ‘La Tacuara’, una de las pulperías más antiguas que queda con su impronta original, atendida por la familia Arana, que hacen unos asados y unas empanadas fritas riquísimas, y a ellos también les devolvió la vida el tren, porque los sábados y domingos ahora el tren llega a Lozano”.

“Los sábados se hace la feria en Villars y los domingos en Plomer, y al pasar toca bocina, los residentes saludan desde sus reposeras, los turistas también, se vive una emoción muy linda”, acota Rodrigo. Son famosas las empanadas de liebre, los salames caseros, las tortas fritas, los pastelitos y todas las delicias que preparan para el mate los vendedores de la feria, y como están a corta distancia las dos localidades, se puede degustar toda la variedad en un mismo día si se pasa la tarde completa. Las plazas son inmensas, de tres cuartos de manzana, así que el aire libre es el espacio predilecto para disfrutar de las vistas, en las cercanías a las respectivas estaciones.

El pasado 20 de octubre fue el aniversario número 112 de Villars, y para este 2023 planean repetir el festejo que hicieron, con un desfile tradicionalista, juegos para los más chicos y muchas opciones gastronómicas y culturales. “Está abierto para que si algún artista quiere venir y presentar su show, o un grupo de artesanos que se quiera sumar, nosotros encantados”, asegura Belén. Y aclara que hay una tercera opción para los viajeros apasionados por pueblos rurales, a tan solo 8 kilómetros de Villars: “En Lozano está el boliche ‘La Tacuara’, una de las pulperías más antiguas que queda con su impronta original, atendida por la familia Arana, que hacen unos asados y unas empanadas fritas riquísimas, y a ellos también les devolvió la vida el tren, porque los sábados y domingos ahora el tren llega a Lozano”.

Otro ejemplo lo aporta Belén, que menciona a la familia argentina Zapp, conocida por haber dado la vuelta al mundo durante casi 22 años a bordo de un auto de 1928. La odisea comenzó con un matrimonio y se transformó en la pareja más sus cuatro hijos. “Ellos crearon un lugar en Villars, que se llama Zapparrancho, donde pueden venir los viajeros y quedarse en carpa, en motorhome, también tienen habitaciones con camas, y la gente al fin tiene un lugar para quedarse un fin de semana”, indica. Con el mismo agradecimiento y orgullo, menciona a Criollos La Salamanca, un predio con quincho gigante donde se realiza la copa La Salamanca, con caballos que hacen destrezas, y actualmente organizan días de campo con cabalgatas incluidas: la próxima será el 8 de marzo.

“En la ciudad de Las Heras hay murales del pintor argentino Antonio Berni, adentro de un colegio, uno del Apocalipsis y otro del Génesis, entonces a veces el circuito turístico comienza ahí y después nos visitan para hacer el recorrido por los pueblos ferroviarios”, dice con entusiasmo Rodrigo. Así como los invade el optimismo por esta ola de iniciativas, también tienen cierto temor de que en un año lleno de incertidumbres, el tren vuelva a desaparecer o los recursos no lleguen.

“Nosotros somos 20 voluntarios que no sabemos si llegaremos a cubrir los viáticos este 2023, pero vamos a seguir trabajando con la misma fuerza y energía porque así nos nace”, sostiene. Lo mismo siente Belén, que nota cambios sustanciales, como que los carnavales antes eran organizados con apoyo municipal, y ahora lo organizan los clubes, y afrontan a pulmón los gastos del combustible para los traslados y las tareas de cuidado urbano. “Así como nos devolvieron la vida con el tren, si en algún momento lo sacan, es como devolvernos a la muerte y el olvido”, sentencia.

La UBA en los pueblos rurales

Rodrigo da clases tres veces por semana en la carrera de Ciencias Políticas de la UBA, y esos días viaja desde Villars hasta Capital. A veces en transporte público, otras en auto o en moto. “Me despierto y veo puro verde, es puro campo y después la ruta, y eso no tiene precio”, sostiene, convencido de que cualquier desventaja se compensa con la calidad de vida que tiene desde que se mudó. Dejar el auto con las llaves puestas, más de una vez no cerrar el portón, salir y tomar mate con los vecinos, ver cómo crecen los chicos y cómo pasan su infancia en bicicleta, son detalles que no negocia.

La salud y la educación suelen ser los principales reclamos en zonas rurales, y en este caso también hay algunas cuestiones por mejorar, pero Rodrigo no se queja. “Tenemos una una sala atención primaria de salud con turnos, no todos los días están todos los médicos, pero vienen oftalmólogos, dermatólogos, dentistas, hay una ambulancia para casos de urgencias y a 20 km la la ciudad cabecera del municipio tiene su hospital”, comenta. Asegura que el sistema funciona bastante bien, y que se sorprende cuando consigue turnos más rápido que en Capital. “Por supuesto no hay alta complejidad, hay que ir hasta Cañuelas a 60 kilómetros”, explica. Muchos de sus amigos, que ya tienen hijos, están pensando en pros y contras para mudarse.

“Son decisiones muy personales, pero tengo muchos vecinos que vinieron de Buenos Aires, y se quedan la mitad de la semana, los días que no hacen presencial, y cuando trabajan con home office acá es como que sienten que termina su horario y están de vacaciones, porque se respira otro aire”, enfatiza. Las distancias se vuelven relativas, porque los mismos amigos que antes tenía hora y media para ver viviendo en plena capital, ahora gracias a las autopistas y las rutas, en el mismo tiempo puede recibirlos en su casa con pileta y disfrutar del verano en medio del campo.

“Es una vida que cuando cuando le tomas el gusto no la querés soltar”, sentencia. Y Belén agrega: “La gente viene, recorre un fin de semana, te pregunta dónde puede comprar un lote y cuando te das cuenta ya se vinieron a vivir”. Los dos coinciden en que era una deuda pendiente ofrecer educación universitaria a las localidades, porque solo se podía estudiar hasta la secundaria, y después había que enfrentar el desarraigo y gastos de traslado a ciudades cercanas. A fines de marzo el CBC comenzará a funcionar a 20 minutos, en el Centro Universitario General Las Heras, donde se podrá estudiar el primer año de 20 carreras relacionadas al área de salud y humanidades. Veterinaria, Enfermería, Medicina, Nutrición y Psicología son algunas del listado, y la inscripción se abrirá la primera quincena de febrero.

“Es una apuesta del municipio y de la UBA muy grande, yo estoy chocho de la vida porque va a ser como un centro universitario regional, y seguramente la primera camada esté compuesta por vecinos de varios lugares, no solo de Villars, Plomer y Lozano, sino también de Marcos Paz, que está a 12 kilómetros, de las Heras, de Cañuelas, y para abril ya van a iniciar las actividades de extensión con festivales”, anticipa el director del proyecto que dio inicio a esta posibilidad. “En el acto de de inauguración había mucha gente emocionadísima, a una chica graduada de Antropología se le caían las lágrimas pensando en todo lo que tuvo que viajar, y que ahora sus hijos van a poder vivir el primer año de universidad cerca de su casa”, destaca.

Detectaron mucho interés en la apertura, y muchos jóvenes manifestaron su deseo de inscribirse. Rodrigo está feliz con la decisión que tomó cuando eligió dejar la vida de ciudad atrás, y focalizar en nuevos objetivos. “Para aquellos que nos gusta el trabajo social, que nos gusta hacer cosas por la gente de manera desinteresada, realmente se siente la diferencia porque a veces en la trama urbana quedan invisibles ciertas iniciativas; acá lo que se hace se nota, genera un cambio tangible en la vida de los vecinos, como que vuelva el tren o que aparezcan carreras universitarias”, sentencia. Visualizan el futuro con esperanza, se aferran a que los servicios diarios aumenten, y a que la unión de la comunidad siga haciendo la diferencia.InfoBae.com

15 de octubre de 2022

La increíble pelea de soldados contra policías en un tren de pasajeros a Zapala

Historias Ferroviarias

El enfrentamiento alborotó a la pequeña población capitalina y sacudió la modorra de la estación en la Vuelta de Obligado.

Aquella mañana del 1 de enero de 1939, todo parecía transcurrir con normalidad en el andén de la estación de la ciudad de Neuquén. Eran los tiempos donde gobernaba el territorio el Coronel Enrique Pilotto, que llevaba cerca de cuatro años en el Neuquén, previo haber sido Jefe de la Policía en la Capital Federal, y antes, Gobernador del Territorio de Misiones designado por Félix Uriburu, aquel que derrocara a Hipólito Yrigoyen provocando el primer golpe de estado en la Argentina.

El tren estaba a solo minutos de partir para Zapala. Los vagones, como en una postal habitual de la época, iban abarrotados de conscriptos que se iban a incorporar al regimiento 10 de infantería de Covunco.

El sargento Ipuche y el cabo Bazán, ambos policías territorianos, corrían con prisa por la avenida Argentina en dirección a la estación, antes que se consumara la partida de la formación ferroviaria. La orden que debían hacer cumplir, era detener al conscripto Guillermo Sabatel, cuya captura había sido recomendada por la Sub Comisaría de Colonia Centenario, por estar acusado de hurto. Una vez llegados al andén, bastante agitados, requirieron la ayuda de otros policías que se encontraban de guardia en el lugar y se pusieron inmediatamente a sus órdenes.

Subieron todos al tren y caminaron por los pasillos de los vagones de la extensa formación en busca del denunciado, con el objetivo de llevarlo detenido. Tarea complicada. Los soldados, con sus uniformes, parecían todos iguales. Preguntando, dieron finalmente con la persona buscada.

–¡Señor Sabatel! – dijo el Sargento Ipuche adelantándose – ¡póngase de pie, tengo órdenes de arrestarlo! .

El desconcierto duró lo que dura un respiro. Casi al unísono, se levantaron los conscriptos más próximos a Sabatel, rodeándolo. Los que estaban más alejados, en los extremos del vagón, empezaron a acercarse.

Uno de ellos, el más resuelto, le dijo al sargento en tono poco amable:

– ¡Somos soldados del ejército, y no reconocemos la autoridad de ningún policía, … y menos territoriano! (esta última palabra, acentuada con tono despectivo).

El policía, irritado por el desprecio, decidió ignorarlo y buscar la ayuda de alguien con algún rango militar para que ayudara a desistir a los soldados desobedientes. En el vagón siguiente halló a un sargento del ejército, al cual puso al tanto de la situación. Luego de escucharlo, éste en seguida se puso a su disposición para ayudar a que se cumpliera la orden, acompañando al sargento de policía y sus acompañantes hacia el vagón donde se hallaba la persona que debía ser detenida, para hacerlo desistir de su rebeldía, en la creencia de ser obedecido por su condición de suboficial.

El sargento del ejército fue el que ordenó entonces a Sabatel que obedeciera, se bajara del tren y acompañara a la autoridad policial. Nuevamente los conscriptos, que estaban atentos a cualquier situación que pudiera suceder con su compañero, lo rodearon, manifestando a viva voz que de ninguna manera iban a permitir que policías territorianos, se atrevieran a detener a cualquiera de ellos.

Los ánimos empezaron a caldearse. Los tonos de voz a elevarse. Las pulsaciones a aumentar. El público del andén, que cual ritual siempre solía acercarse a la estación cada vez que una formación de tren arribaba o partía, se empezó a agolpar alrededor del vagón donde se producían estas escenas, que tenía todas las ventanillas abiertas y permitían observar los hechos como si se estuviera en primera fila. El espectáculo que se presentía, amenazaba romper la monotonía del tranquilo pueblo. Seguramente, sería el tema de conversación de muchos días.

El sargento del ejército, dio nuevamente la orden de obedecer a los policías.

– ¡De ninguna manera!, dijeron los conscriptos.

Cuando las palabras alcanzaron su límite, los policías decidieron actuar. El sargento del ejército también los ayudaba.

Los soldados cerraron filas sobre su compañero, dispuestos a impedir de cualquier manera que lo detuvieran. Empezaron los forcejeos, luego siguió el intercambio de golpes. Los puños cerrados volaron de un lado a otro, acompañados de insultos.

La desventaja numérica era evidente. Los representantes de la ley territoriana tenían las de perder. Sus garrotes no eran suficientes contra la férrea voluntad de los jóvenes soldados.

El sargento de policía, golpeado, tomó la sabia decisión de dar a los suyos la orden de retirada. El tren comenzaba su lenta marcha, como ignorando lo acontecido. Tuvieron que bajarse expulsados, casi arrojados.

Los policías se reagruparon en el andén a deliberar. Tras un rápido cabildeo, uno de ellos corrió y se trepó al tren en movimiento en el último vagón justo antes de perderlo. Tenía orden de avisar a las autoridades en Zapala de lo sucedido, y ayudar a identificar a los agresores.

Lo que sucedió luego fue que los policías que quedaron en Neuquén, enviaron inmediatamente un telegrama al comisario de Zapala para que detuviera a Sabatel apenas arribase. Y por las dudas tomaron la precaución de avisarle a los oficiales del regimiento de Covunco para que vayan a esperar al tren, por si se producían incidentes.

La gloria es efímera y dicen que hay que saber disfrutarla, al menos mientras dure. Los conscriptos que defendieron a Sabatel, rieron y cantaron alborozados los ciento ochenta kilómetros que duró el viaje, encendidos y animados por su victoria. Muchos de ellos que antes no sabían cómo se llamaba el compañero de al lado, empezaron a preguntarse los nombres y a estrecharse las manos.

Las amistades nacen cuando hay experiencias compartidas comunes. Pero para ellos, esto no fue algo común, fue un evento extraordinario, de esos que no fabrican amigos, sino hermanos.

Apenas llegaron a Zapala, Sabatel fue detenido. Polícias y suboficiales del regimiento estaban esperándolo en el andén. Y los conscriptos, inflamados de gloria, fueron trasladados al cuartel, sabiendo que lo más probable fuera el castigo.(De Más Neuquén, por Rodrigo Tarruella, con ilustraciones de Roberto “Bud” Cáceres).

Relato basado en documentación policial conservada en el Sistema provincial de Archivos. Agradecimiento especial a Bibiana Giraldez.

21 de mayo de 2012

FERROVIARIOS. LA MEMORIA DE ACERO DEL PUEBLO DE CRUZ DEL EJE


INFORME ESPECIAL

Por: Ing. Román Ballesteros

Muchas imágenes han pasado por nuestros ojos desde los años dorados del Noroeste de nuestra provincia, de la cuenca del sol y de la actual ciudad capital del olivo. Tal como el olivo, perdura este pueblo en el tiempo y se renueva estoicamente dando sus frutos como siempre. Desde la epopeya hacia el futuro.

Pocas veces me ha tocado expresar mi experiencia vivida frente a la pantalla de un cine, esto ya es un hecho común en nuestros tiempos, pero me animaron para hacer este testimonio antes que una crítica de cine. Realmente, pienso que eso es lo que más importa.

Justo es decir que cuando un proyecto de cine, transformado en una producción local, digna y decidida se convierte en un testimonio vivo y presente merece la valoración sincera tal como y de donde viene. Hago aquí un reconocimiento justo a todos quienes apoyaron este proyecto realizado y dirigido por Verónica Rocha, vecina de Cruz del Eje y joven cineasta cordobesa. ¡Bravo, muy buen trabajo!


El sólo detalle de actores y participantes que dieron vida a la película, vecinos, dirigentes, comerciantes y ex empleados ferroviarios de la ciudad, ya es digno de mención especial y estimula para dar envión a la recuperación real de la memoria colectiva de nuestra ciudadanía, muy devaluada en estos tiempos. Más en nuestro propio mundo donde vivimos. Esto alienta a que haya más y mejor apoyo oficial a este tipo de producciones locales del cine nacional.

Pero sigamos el hilo conductor de la película, prolijamente enhebrado en el tiempo y en la secuencia de los datos y documentación manejados por la compositora y directora de esta historia. En mi experiencia personal coincido totalmente con ello por haber acompañado realmente esta secuencia desde mi juventud.

Los relatos recopilados directamente de los vecinos y protagonistas que describen en la película la triste historia del ferrocarril en la vida de Cruz del Eje son el vínculo entre el ayer y el hoy, como un claro ejemplo de la voz y la conciencia popular frente a los hechos adversos ocurridos durante más de 50 años, que motivaron la destrucción del ferrocarril, luego de la ciudad y también de un pueblo trabajador y progresista. Este relato muestra claramente que las miserias humanas pergeñadas por quienes concibieron tantas estafas colectivas contra este pueblo nunca más debieran ocurrir en nuestro territorio cordobés. No permitamos que jamás se repitan estas miserias contra nuestro pueblo.

La película muestra en cada minuto el nacimiento, la vida, pasión y muerte de un sistema ferroviario troncal que daba vida a toda una región de nuestro país, motorizando el crecimiento económico, social y cultural de más de dos millones de habitantes del centro-noroeste de Córdoba, La Rioja, San Juan, Mendoza, Catamarca y Tucumán durante la primera mitad del siglo 20. Los talleres ferroviarios de esta ciudad fueron una verdadera escuela de artes y oficios de más de una generación de jóvenes de la región.

También se viven, casi en forma real, las escenas de aquel fatídico año 1978 cuando desde el nefasto gobierno militar se ordenó cerrar el ferrocarril Belgrano, toda su infraestructura y sus dependencias más básicas para la operación de todo el sistema de transporte ferroviario, construido durante decenios por el mismo pueblo.

Realmente golpea a la misma razón presenciar el testimonio del daño masivo perpetrado por aquellos dirigentes abyectos y bestiales que “comulgaban diariamente”, como era de público conocimiento y nos consta. Luego de este “ferrocidio” las acciones posteriores orquestadas por los gobiernos peronistas, radicales y militares sucedidos después fueron peores, más perversos ya que ejercitaron sistemáticamente la estafa y la mentira públicas a cara descubierta. La película clama por justicia, pero no sólo por los miles de personas desaparecidas entre 1976 y 1983, sino ¡por el daño colectivo causado a toda una sociedad laboriosa de nuestra propia provincia! desde los años finales de la década de 1950.

¿Quién olvidará el viaje del tren serrano y el coche-motor llegando a Cruz del Eje, lleno de gente para pescar y pasear en el dique, gozar las bellezas del río Cruz del Eje, de San Marcos Sierra y Capilla del Monte y vivir la popular Fiesta Nacional del Olivo? Todo el noroeste argentino se comunicaba por tren.
Al final queda una imagen de esta película, con una sencilla y amena puesta en escena, preparada por Verónica. El tren y su mundo propio fueron la vida y la base poblacional durante casi un siglo. Después de 1978, todo eso se destruyó por un torpe y cruel plumazo burocrático y fue la tierra arrasada en forma dramática e irreparable, cerrando así la destrucción total de lo que fue el nudo ferroviario de Cruz del Eje. ¡Qué resistencia heroica es la de los cruzdelejeños!.

La enseñanza valiosa final de este filme de 90 minutos queda como moraleja: Aprendamos, pues, a estar alertas frente a los poderes y políticos entregadores, que en minutos pueden destruir cualquiera de nuestros poblados, regiones, comarcas propias y otros patrimonios del pueblo que cuestan sangre, sudor y lágrimas, como todas las acciones nobles del hombre. 

31 de octubre de 2011

PRO RIEL SOLICITA QUE LOS MUNICIPIOS DE ARROYITO, BALNEARIA Y FREYRE PONGAN BAJO TECHO EL PATRIMONIO FERROVIARIO

Gacetilla de prensa de la COMISIÓN PRO RIEL SAN FRANCISCO (CÓRDOBA)

Las ùnicas tres locomotoras a vapor que quedan en la regiòn estàn ubicadas en estas tres localidades deben ser conservadas adecuadamente, son un patrimonio ferroviario històrico ùnico por sus características y al estar tantos años al aire libre en espacios pùblicos, les ha ocasionado un serio deterioro, que de seguir, el perjuicio serà mayor.
Locomotora que se encuentra en una plaza de la localidad de Arroyito

Sus partes de todo tipo de metal han estado expuesto por muchas décadas a las inclemencias del aire libre, situaciòn que debe cambiar. Un sencillo techo en los mismos espacios péblicos puede mejorar su conservaciòn, como asì tambien, construir un cerco adecuado para evitar el vandalismo.

Locomotora en la localidad de Balnearia

Es oportuno que estas tres màquinas històricas ferroviarias, sean reaguardadas bajo techo y con un esquema de conservaciòn adecuado. Hoy cualquier persona accede a los mismos sin ningun tipo de control, asì muchas partes han desaparecido, tienen inscripciones de todo tipo y se hace un uso muchas veces que nada tiene que ver con la observaciòn como patrimonio historico.

Localidad de Freyre

PRO RIEL solicita a los municipios de Arroyito, Balnearia y Freyre llevar a cabo estas tareas, que son de bajo impacto econòmico y de gran valor para la conservaciòn de tres maquinas ferroviarias ùnicas en todo la provincia por sus caracterìsticas y valor patrimonial ferroviario.
L Gaviglio - A Carrizo - N Vidal. Pro Riel.