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20 de septiembre de 2019

Un tren de pasajeros vuelve a ingresar a la Estación Central "General Artigas"

Exterior

Redacción Crónica Ferroviaria

El Grupo de Pasajeros en Defensa de la Estación Central como Terminal de Trenes informa en un comunicado que un tren de pasajeros volverá a ingresar a la Estación Central "General Artigas" después de 16 años y medio de no hacerlo.

El próximo sábado 21 de Setiembre a las 12,00 horas, un tren restaurado por la Asociación Uruguaya Amigos del Riel, participará del evento organizado por el Municipio, y posteriormente lo hará en Octubre al conmemorarse el "Día del Patrimonio". Esto demuestra que es posible la convivencia del servicio ferroviario con otras actividades en el edificio.


Vista de la estación Central "General Artigas"

El Grupo de Pasajeros afirma que con esta acción se demuestra que es perfectamente viable que los trenes regulares de pasajeros vuelvan a salir de la Estación Central con una inversión mínima, en lo que refiere a infraestructura, y potenciaría el servicio que va a ver todas sus estaciones mejoradas y doble vía hasta estación Progreso en el marco de las obras del Ferrocarril Central.

En las redes sociales la mayoría de las personas son afines a que los trenes vuelvan a salir de la Estación Central. El Grupo reunió más de 23.000 firmas apoyando la reapertura del edificio como terminal de trenes, tanto en forma presencial como digital.  Estas últimas fueron entregadas el 28 de Febrero al Ministro de Transporte y al Intendente de Montevideo al cumplirse 16 años de la clausura.

La mala ubicación de la nueva terminal, abierta el 1º de Marzo de 2003, provocó la pérdida de unos 100.000 pasajeros por año de los trenes de la línea Montevideo-Progreso-25 de Agosto, debido a su alejamiento del centro de la ciudad.

El Grupo de Pasajeros rechaza las intenciones de transformar a la Estación Central exclusivamente en un polo tecnológico, un centro cultural, un shopping o una terminal de ómnibus, ya que condenaría PARA SIEMPRE al servicio de pasajeros por ferrocarril en el área metropolitana, a ser un modo marginal cuando al mismo tiempo se prevé un crecimiento del tráfico tanto de pasajeros como de carga por las obras de renovación total de las vías.

No existen estudios técnicos para justificar el desmantelamiento de la infraestructura ferroviaria de la Estación Central, pero si existen estudios que avalan su reapertura ante el futuro crecimiento del transporte por riel, y puede convivir el servicio con otras actividades en la gran cantidad de espacio disponible tanto en el edificio principal como en la playa de maniobras y construcciones anexas que no necesita.

El abandono de la Estación Central y su playa de maniobras, repercutió también en la operativa de los trenes de carga, ya que la misma se usaba como terminal para el tráfico portuario, así como de anexo de la estación Lorenzo Carnelli.  Sin la playa de maniobras los trenes de carga deben esperar liberación de vías en estaciones del interior, incluso por varios días, aumentando los costos operativos.

En varias ciudades del mundo donde las estaciones fueron reubicadas, se comprobó posteriormente el error debiendo luego devolver los trenes al lugar original, restaurando los históricos edificios (Quebec, Saint Paul, Washington D.C.) o construyendo nuevas estaciones en el antiguo emplazamiento (Auckland, Belfast, Hong Kong) a costos millonarios. En todos los casos se verificó un aumento del número de pasajeros después de la recuperación del antiguo punto terminal de los trenes.

Termina expresando el Grupo de Pasajeros en Defensa de la Estación Central como Terminal de Trenes que "la Estación Central "General Artigas" fue adquirida por el Banco Hipotecario en 1998 para la realización de un proyecto inmobiliario ("Plan Fénix") que no tuvo en cuenta los argumentos técnicos en contra de la clausura. El Grupo de Pasajeros sostiene que debe existir un "plan maestro" para los distintos espacios que conforman la Estación Central dándole prioridad al servicio ferroviario, transformando el edificio en un centro de intercambio de viajeros entre trenes y ómnibus, lo que sería beneficioso para la zona".

24 de abril de 2011

URUGUAY: UN LUJOSO VIAJE EN TREN HASTA EL BARRIO PEÑAROL


Rodolfo Fontela, integrante de la Asociación Uruguaya Amigos del Riel, dialogó con El Espectador sobre la exitosa iniciativa: un paseo por la parte histórica del barrio Peñarol en un tren de 1910.

La asociación esta realizando esta semana una inédita recorrida que comienza en la nueva estación de AFE en Paraguay y Nicaragua, donde todos los días de Semana Santa, a las 14 horas, parte un tren de 1910 hasta la estación de Peñarol.

El paseo termina a las 17 horas cuando el tren parte nuevamente hacia la estación central.

Lamentablemente los pasajes están totalmente agotados hasta el domingo, último día de realización de estos paseos.

Fontela relató a El Espectador cómo fue que nació esta iniciativa. “Conversamos la posibilidad con amigo, Manolo Esmoris, que es funcionario del Departamento de Cultura de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM). Él es el coordinador responsable de toda la puesta en valor que está teniendo el barrio Peñarol, yo soy el responsable técnico del tren. Así conversando surgió la idea. Hablamos con el presidente de AFE, logramos el convenio con la intendencia, y la verdad que esto sobrepasó nuestras expectativas”.

Se trata de una locomotora inglesa de 1910 con vagones de 1952 que fueron acondicionados a nuevo. Fontela explicó que se jerarquizó a un nivel superior: “como para poder atender el turismo internacional a través de los cruceros. Teníamos un debe de poner el tren a disposición del público local también, ese debe hoy está concretado”, comentó.

El tren está tapizado con asientos símil cuero, tiene aire acondicionado frío o calor, baños muy bien instalados y equipos de música con 12 parlantes por vagón. “Fue diseñado para darle servicio a esta gente que tiene un estándar de consumo más elevado de lo que podemos tener acá en Uruguay”, dijo.

Según Fontela la restauración llevó muchísimas horas de trabajo y muchísimo esfuerzo porque la locomotora hace 25 años que estaba abandonada, el material estaba en muy mal estado y los vagones estaban prácticamente irrecuperables.

El recorrido es de unos 8 kilómetros, desde la nueva estación de AFE en Paraguay y Nicaragua hasta la estación Peñarol. El mismo dura apenas 20 minutos.

“Es destacable la llegada a Peñarol porque es un taller que tiene 110 años, es único en América Latina y aún hoy está funcionando. Y es de los albores de la revolución industrial y está incambiado, ese es uno de los atractivos mayores”, remarcó Fontela.

Luego de ese recorrido se hace una visita al museo de la estación, que es la réplica de una estación antigua de ferrocarriles. Allí se hace una reseña histórica de la trascendencia que tuvo el barrio de Peñarol, la cuna del ferrocarril en Uruguay.

Consultado sobre la posibilidad de que el paseo continúe a lo largo del año, Fontela dijo que es una posibilidad que se está conversando. Nosotros tenemos disposición y la IMM también, falta el visto bueno de AFE, aunque yo a esta altura lo daría por descontado porque no veo por qué puede haber problema. Vamos a hacer una evaluación de esta experiencia y la idea es hacerlo todos los sábados, quizás lo restrinjamos en pleno invierno porque el paseo es mayoritariamente al aire libre”, concluyó.(Fuente: Espectador.com)

30 de enero de 2011

URUGUAY: UN VIAJE EN TREN CENTENARIO DESDE EL PUERTO A COLÓN

Los turistas que llegan a la capital desde los cruceros pueden conocer la ciudad en tren. Del Puerto a Colón, un paseo que invita al visitante a descubrir un Montevideo que ni los montevideanos conocen.

¡Este placer de alejarse!, diría Antonio Machado en su poema "El tren". Un viaje en tren, cuando justamente el tren ocupa parte un debate nacional sobre este medio de transporte y su necesaria revitalización, es lo primero que hacen algunos turistas que cambian cruceros blancos y flotantes por antiguos y largos vagones.

Anclado en el puerto, el ferrocarril espera. Centenario, de dos vagones, humeante y silencioso, a las 8.00 de la mañana ve pasar de cerca los gigantescos contenedores y elevadores que no dejan de operar en el puerto capitalino. A pocos metros del tren, el Queen Mary II apenas se mueve en las aguas del estuario.

Es que el tremendo buque crucero, con pasajeros en su mayoría ingleses, está amarrado por decenas de sogas al muelle cuatro. "Siempre pienso en que si un día uno de estos monstruos decide comenzar la marcha arrastrará toda la ciudad con él", afirmó convencido Milton, guardia de seguridad del puerto.

El crucero, que llegó en la madrugada de ayer a Montevideo, traía a bordo 150 pasajeros que llegaron al tren gestionado por la Asociación Uruguaya de Amigos del Riel (AUAR). Gestionado, refaccionado y orgullosamente cuidado por estos amigos que intentan mantener vivo aquellos bastiones del modernismo. Este tren traslada a los turistas desde el Puerto a Colón, y allí comenzaría una nueva etapa del recorrido de los visitantes por Montevideo y parte de Canelones.


Locos por las locomotoras

La locomotora inglesa Beyer Peacock número 120, reconstruida por la AUAR (institución cincuentenaria en el país), en 2010 cumplió 101 años. Había sido propiedad de la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) y prestó servicios para esta institución hasta principios de 1990. Estuvo más de una década fuera de servicio, a la intemperie y ya destruida, sometida a las inclemencias del tiempo y el vandalismo. Hoy, gracias al cuidado de la AUAR, el tren está vestido de un elegante color lacre y negro.

El vagón que lleva la bomba de agua fue dejado alguna vez a la intemperie y luce prolijos dibujos de grafiti que no estaban en la idea original de la AUAR, pero curiosamente, si bien no mantiene la tónica de épocas que intenta reivindicar, es una llamativa combinación.

El vagón de máquinas pintado de rojo y negro, de ruedas al tono, lleva con una gran comodidad a los turistas en su primer paseo por la ciudad. En los vagones de origen holandés, los asientos (el tren tiene capacidad para 192 personas sentadas), tapizados de verde, con estructura de madera noble, mesa de cedro y vidrios blindados, son el deleite de los visitantes, que reconocen que "es bello, es como en Inglaterra", tal como Wilson le dijo a Sami, su esposa, en inglés, mientras comparaba nuestros trenes con sus compatriotas refinados.



El último tren

De la vista de contenedores, la máquina inglesa cruzó la rambla. Con mucha soberbia digna de los trenes, por su conocida potencia, como un rey hizo detener a todos a su alrededor tras la bajada de barrera que ni los enormes camiones cargueros u ómnibus internacionales pueden desconocer. Luego, la velocidad aumenta y la Torre de las Telecomunicaciones de Antel saluda el pasar del ferrocarril.

Muchos montevideanos desconocen este Montevideo, visto desde un tren, y los ingleses visitantes no dejan de descubrir en el paseo algunos detalles que para nosotros son comunes. La vista lejana del Cerro, la también lejana vista del Palacio Salvo. Otras torres que aparecen en el horizonte, y el cielo siempre celeste de la ciudad.

Más adelante, una vez dejada atrás la Torre de las Telecomunicaciones, la estación Batlle y Ordóñez y sus gordos tanques de combustible llaman la atención de los viajantes. Las estaciones Carnelli y Yatay pasan a un lado, y la sombra del viaducto en remodelación nos indica que definitivamente falta poco para el destino.

El kilómetro siete (a la altura de Sayago) fue la prueba de fuego para saber si el tren, tirado a vapor gracias al fuel oil pesado que lo impulsa, podía resistir una vez remodelado, tal como explicó Peláez. El repecho casi imperceptible encima del tren "cuesta subir, si no está en buenas condiciones", indicaron los guías del viaje.

En 1907, este tren podía viajar a cien kilómetros por hora. La antigüedad, el objetivo turístico y las actuales condiciones de las vías uruguayas impiden que alcance dicha velocidad. Su primo, otro tren remodelado por la AUAR, fue el protagonista junto a Federico Luppi, Héctor Alterio y Pepe Soriano de "El último tren", película que contaba la historia del rescate de Corazón de Fuego, y la intención de tres amigos por salvar la venta del tren bajo el lema "el patrimonio no se vende".

El último tren, que la AUAR mantiene con vida, es tanto el célebre de la película, como el que hoy es una carta de presentación para el turismo uruguayo.

El tren a vapor, mientras van por las vías de Montevideo, se cruza con los altos pastos al costado, otros trenes que no corrieron la misma suerte, gente que saluda (entre ellos los obreros del puerto que festejan el pasaje lento de las máquinas) y el humo que es como el aliento de un hombre que corretea por la ciudad manteniendo su paso firme sobre de dos vías de acero.

A las 9.53 llegamos a la Estación Colón. El tango que sonaba era "Volver" de Gardel, que un pasajero mexicano identificó de inmediato.

Una vez abajo del tren, da gusto volver a revisar la máquina, nuevamente en silencio, y recordando el elegante viaje con un centenar de viajeros en su mayoría ingleses. Porque como decía Machado "El tren camina, y la máquina resuella, y tose con voz felina ¡Vamos en una centella!".(Fuente y fotos: Diario La República)