30 de enero de 2013

COMUNICADO DEL MO-NA-FE

CARTAS DE LECTORES

Señor Director de Crónica Ferroviaria:

Tengo a bien dirigirme a usted con el fin de solicitar, si fuera posible, publicar en su pàgina Crónica Ferroviaria, la nota que se adjunta, emitida por el Movimiento Nacional Ferroviario (MONAFE), referida al esclarecimientos de temas sobre la cuestiòn ferroviaria que es el motivo de vuestra pàgina.

Adhiero al comunicado ya que se basa fielmente en lo expuesto en el libro "Ferrocarriles argentinos: crónica del saqueo y la resistencia" de mi autoría, de reciente publicaciòn.

Agradeciendo su atenciòn, le saludo afectuosamente.
Roberto Vecchi



El Mo-Na-Fe le responde a Horacio Caminos

MOVIMIENTO NACIONAL FERROVIARIO LUCHE Y NO VUELVEN......

Los sindicatos ferroviarios “son cómplices y responsables del vaciamiento del sistema ferroviario en la década del noventa”, sostuvo el ministro del Interior y Transporte, señor Florencio Randazzo, en una entrevista publicada en Página/12 (13/01/13). Y nosotros le agregamos, hipócritas y negociantes.

“Esa calificación que proviene de un tecnócrata y funcionario de Menem, Ruckauft, Duhalde y Sola (nada menos), requiere algunas consideraciones”, sostiene la réplica a esas declaraciones que efectuó el secretario de Prensa de La Fraternidad, señor Horacio Caminos en el sitio web de la Confraternidad Ferroviaria (Pese a todos… luche y vuelven, los ferrocarriles argentinos - 14/01/13).

A continuación el señor Caminos enumera las acciones que supuestamente llevó adelante orgánicamente La Fraternidad en oposición a la privatización menemista, que demostrarían la falsedad de las afirmaciones del ministro.

Para desgracia de Caminos, y para suerte de los trabajadores ferroviarios y de la sociedad argentina, recientemente apareció el libro: “Ferrocarriles argentinos: Crónica del saqueo y la resistencia”, escrito por el ex ferroviario fraternal y delegado de base del ex Ferrocarril Sarmiento, Roberto Vecchi, con el auspicio del MONAFE, que revela de manera documentada, la verdadera historia de la privatización de los ferrocarriles, la lucha de los trabajadores ferroviarios resistiendo esas políticas, y las actitudes de los sindicatos y dirigentes. Del contenido del libro queda demostrado con absoluta propiedad lo espurio de la argumentación esgrimida por Caminos, como se detalla:

Dice Caminos: “La Fraternidad ha impulsado todas y cada una de las acciones sociales, gremiales y políticas para evitar la privatización y posteriormente concesión de los ferrocarriles del Estado Nacional desde diciembre de 1989. Con paro activo en diciembre de 1989 lo que motivara las declaraciones del Poder Ejecutivo: Ramal que para, ramal que cierra y que implicó centenares de cesantías que pudimos revertir con Paro por Tiempo Indeterminado durante diciembre del 89 hasta la reincorporación de nuestros compañeros.”

Evidentemente el secretario de Prensa ha ido poco al colegio. “Todas y cada una” es lo mismo, una redundancia, igual que “privatización y concesión”. Y por otro lado, ¿qué será Paro Activo?. ¿Paro trabajando?. ¿Paro con movilización?. ¿Trabajo a reglamento?. ¿Quite de colaboración?.

Paro Activo no existe como tal, o es paro (cese de actividades) o es actividad (trabajo). Pero al margen de las aberraciones técnicas, hay una aberración peor, que es la propia argumentación. Se lee en el libro mencionado (página 38 a 41) que los días 8, 9 y 10 de noviembre de 1989 sesionó una Junta Consultiva de La Fraternidad que habilitó a la Comisión Directiva para que implemente medidas de esclarecimiento y de fuerza contra los planes de privatización y reclamo salarial que la Directiva desobedeció. Que luego, el 27 del mismo mes, sesiona la 66° Asamblea General de Delegados de La Fraternidad que rechaza un ofrecimiento salarial irrisorio de la empresa y aprueba un quite de colaboración que se efectúa el 7 de diciembre.

A raíz de ello fueron cesanteados 300 afiliados. La Asamblea General no puede sesionar debido a que delegados que respondían a la Directiva no se presentan no pudiendo alcanzarse el quórum necesario. Por su parte, la Comisión Directiva no toma ninguna determinación para defender a los afiliados despedidos, por lo que las seccionales por su cuenta asumen la defensa de los compañeros e impulsan un paro por tiempo indeterminado el viernes 8. Debido a la presión de las seccionales, la Comisión Directiva decreta la medida 2 días después, el domingo 10, para terminar traicionando la lucha. Que si bien son reintegrados los afiliados despedidos, se acepta el ofrecimiento salarial irrisorio que había sido rechazado por la AGD originando el conflicto, y por si eso fuera poco, suspende el funcionamiento de la Asamblea de manera ilegítima.

A raíz de esto fueron sancionados por la Asamblea General, “por carneros”, algunos dirigentes seccionales, entre ellos Omar Maturano, actual Secretario General del sindicato.

Dice Caminos más adelante: “Acciones sociales durante 1990 como Juntas de Firmas (habrá querido decir “junta”) para evitar las políticas anunciadas por el ejecutivo en los Dec. 44-45-46-47/90.

Innumerables gestiones y movilizaciones populares con la (CONAGRES) Comisión de Gremios Estatales (en realidad era Coordinadora) para denunciar las características antinacionales de las privatizaciones.

Los Trenes de la Resistencia impulsando Actos masivos en las estaciones ferroviarias juntos (habrá querido decir junto) a los estudiantes y las juventudes políticas (se olvidó de las poblaciones enteras que participaron de los mismos) durante 1990 en defensa de los trenes interurbanos.”

Nuevamente Caminos falsea la realidad de los hechos. En el capítulo 6: La hora de las coordinadoras (21/12/89-21/03/90) (desde página 42) del libro de Vecchi, se analizan esos hechos. Las innumerables gestiones y movilizaciones de la CONAGRES en realidad fue un solo acto efectuado el 21/3/90 en la plaza Congreso, donde el reclamo de plan de lucha de todos los trabajadores estatales fue burlado, traicionado, por la dirigencia de la CGT Azopardo dirigida por Saúl Ubaldini, de cuyo consejo participaba La Fraternidad, y la CONAGRES fue disuelta inmediatamente después de esa fecha, dejando a los trabajadores estatales huérfanos de toda posibilidad de coordinar las luchas, lo que significó su avasallamiento total por parte del gobierno menemista.

Los Trenes de la Resistencia, igual que varias movilizaciones masivas, tampoco fueron acciones orgánicas de La Fraternidad, sino que fueron implementados por la “Coordinadora Interseccional Ferroviaria” integrada por seccionales de los cuatro gremios, donde “no participaron” las cúpulas de los sindicatos. Esta coordinadora, se lee en el libro, fue disuelta en parte por la acción del propio Caminos.

Sigue diciendo el secretario de Prensa de La Fraternidad: “Paros Activos (?) Nacionales durante Marzo (marzo), Junio (junio) y Septiembre (septiembre) de 1990.”

Otra aberración absoluta de Caminos. Nos remitimos nuevamente al libro, capítulo 7: Almas sin remedio (21/03/90-30/09/90), (página 48). Allí se indaga sobre la única huelga ferroviaria de ese año en el mes de abril, que no fueron 3 ni en los meses que menciona. A raíz del reclamo de las seccionales, la Comisión Directiva de La Fraternidad, junto con las de ASFA y APDFA conforman la Intersindical Ferroviaria que programa un plan de lucha que se inició con un paro por 24 horas el 3 de abril, con un acatamiento total. Como consecuencia, con alevosía el Gobierno despide a cientos de trabajadores de los tres gremios. Las autoridades acuerdan con ASFA y APDFA el reintegro de sus afiliados quedando La Fraternidad sola.

La Comisión Directiva se niega a asumir la defensa de los despedidos, por lo que las seccionales fraternales de varios ferrocarriles el sábado 7  implementan por su cuenta paro por tiempo indeterminado en defensa de los mismos. El lunes 9 cientos de afiliados toman la sede central del gremio y obligan a la Directiva a decretar la medida desde el primer minuto del martes 10. El miércoles 11 se produce una especie de golpe de estado en la Directiva y desplazan mediante amenazas al presidente Antonio Baena.

El jueves 12, los dirigentes golpistas acuerdan con las autoridades. La huelga es levantada. Los despedidos fueron reintegrados, pero suspendidos sin cobro de haberes por 90 días y la prevención de despido en sus fojas de servicios, y a todos los demás afiliados se les aplicó un apercibimiento masivo, firmándose un acta de recomposición salarial que nunca fue cumplida por la empresa, ni reclamada por el gremio.

Dice Caminos en su réplica al ministro: “Paros Activos Nacionales en marzo de 1991 que culminó en una Huelga por Tiempo Indeterminado alcanzando los 30 y 47 días.

Luego de la huelga grande del 91, entre los meses de abril y octubre y antes de la primera privatización al grupo Techint, 3.000 de los 9.000 afiliados aceptaron retiros voluntarios debilitando la organización.”

El libro investiga entre los capítulos 8 a 32 (páginas 54 a 194) todo ese glorioso proceso de los trabajadores ferroviarios. La huelga del 91, dos en realidad, una el 5 de febrero por 24 horas y la otra que se inicio el 13 de febrero que duró exactamente 45 dias. No se iniciaron en marzo ni duraron 30 y 47 días.

La huelga de 45 días, constituye una de las más importantes de la historia del sindicalismo argentino, y fue implementada por seccionales de La Fraternidad, Señaleros y la Unión Ferroviaria, mientras que las directivas de los sindicatos, no sólo no acompañaron nunca, sino que permanentemente boicotearon la medida con todas las traiciones imaginables. Fueron cesanteados alrededor de 4.000 compañeros que pudo ser revertido por las propias seccionales, lográndose una recomposición salarial importante que nunca se había conseguido. Un éxito notable que ahora se quieren adjudicar quienes estuvieron en contra de ella.

Luego se olvida mencionar Caminos la huelga del 92, de 40 días, llevada adelante por seccionales del Roca, Sarmiento y San Martín, en defensa de compañeros despedidos ilegalmente y nuevamente traicionada por la dirección de La Fraternidad. Como consecuencia de esta medida fueron cesanteados para siempre 2.000 compañeros. Todos los representantes seccionales fueron pasados a disponibilidad y luego despedidos una vez vencida la tutela sindical.

La mayoría de las 3.000 bajas que menciona Caminos, no fueron por el retiro voluntario, sino compulsivamente; así como tampoco menciona que los dirigentes de La Fraternidad fueron los que elaboraron las listas negras de los compañeros despedidos. Tampoco menciona la firma del “Marco Acuerdo Laboral” con Techint, en el que intervino personalmente, por el cual se renunció a conquistas laborales que la organización consiguió con el esfuerzo de generaciones de compañeros durante más de un siglo.

Por último, dice Caminos: “La Fraternidad promueve la conformación (habrá querido decir promovió, porque ya están formadas desde hace 4 años) de la (SOFSE) Sociedad Operadora Ferroviaria Estatal y de la (ADIF SE) Administración de Infraestructura Ferroviaria, que sigue (siguen) aún sin políticas, ni presupuestos por claros intereses anti-ferroviarios que insisten en la provincialización, municipalización y fragmentación de nuestra industria. (Habrá querido decir del sistema ferroviario).”

El libro también investiga el tema, capítulo 43: El enigmático entramado (2008-2010), (página 253) donde se demuestra que en realidad lo poco claro es la propia conformación de estas dos empresas, que burla los controles republicanos y se convierte en una cueva de negociados turbios de los dirigentes sindicales ferroviarios. A eso llama “intereses ferroviarios”.

Conclusión:

Queda claro entonces que efectivamente los dirigentes de La Fraternidad fueron cómplices y responsables del vaciamiento de los ferrocarriles, accionaron a favor de la aplicación de las políticas que llevaron a su destrucción, y combatieron con la mayor felonía a quienes de verdad lucharon en resistencia de esas medidas. Subirse a caballo de la lucha que sostuvieron otros, los verdaderos ferroviarios, y que ellos combatieron con la mayor infamia, es a todas luces una hipocresía aberrante y una cobardía absoluta. 

Pero por qué se recurre a semejante canallada. Por qué quienes defendieron las privatizaciones, hoy pretenden ocultar esa actitud alegándose acciones que no tuvieron, y se montan en una campaña de “estatización”, con miles de afiches en todas las estaciones con la frase, “Luche y vuelve, ferrocarriles argentinos. Confraternidad Ferroviaria”. Por qué la disputa con el ministro Randazzo, otro que falsea el discurso, que manda a pintar los trenes con la leyenda “Transporte público” cuando siguen en manos de operadores privados, y que les da a reparar los trenes del Sarmiento a los Cirigliano que son responsables de su destrucción.

Está claro que no hay inocencia en todo eso, tampoco una finalidad ética o patriótica que nunca tuvieron. Así como el ministro asegura que no se cancelarán las concesiones, es decir se defiende el negocio de algunos grupos económicos; así los sindicatos no hablan de reconstruir la empresa Ferrocarriles Argentinos, u otra similar bajo gestión social. Lo que se busca en realidad con la campaña de la Confraternidad Ferroviaria es lograr que los ferrocarriles pasen a ser controlados por la SOFSE y la ADIF, bajo su dominio, y que los subsidios escandalosos pasen a ser controlados por ellos.

Se busca en definitiva concretar un gran negocio con los recursos públicos a espaldas de los trabajadores y el pueblo.

Ramón E. Duarte
Secretario General del MO-NA-FE 

3 comentarios:

  1. Solamente decir que el resumen, es bueno,leeremos el libro,de una historia olvidada y peor desconocida
    de las luchas ferroviarias.
    Que traera los recuerdos de los sobrevivientes,espero que con alegria por lo realizado y amargura por las defecciones.
    Me alegra su publicación, sin conocer aun sus lineas.
    Lastima que un prologista no meresca ese honor.

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  2. hola alguien saben donde puedo comprar el libro?

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  3. Apoyo y comparto.-
    Carlos Hugo

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